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El Romeral de Alhaurin
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martes, 31 de enero de 2017
domingo, 29 de enero de 2017
25 AÑOS DE LA PRISIÓN DE ALHAURÍN
9 de Diciembre de 2016
LA TRIBUNA
25
AÑOS DE LA PRISIÓN DE ALHAURIN
Carlos Luis Martín Navarro. Delegado del
Sindicato CSIF en el Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre y Jurista.
Hace
25 años una bomba terrorista en la antigua Prisión Provincial y una población
penitenciaria autóctona de Málaga capaz de llenar cuatro prisiones tipo,
propiciaron la apertura de la cárcel de
Alhaurín, un hecho que transformó para siempre el bello pueblo del valle
del Guadalhorce y se convirtió con el tiempo en un icono nacional, famoso
gracias a alguno de sus mediáticos inquilinos.
La prisión de Alhaurín está muy mal señalizada. Tan sólo la
encuentran de verdad aquellos que están perdidos. Sus módulos están dispuestos
en forma de herradura, como buscando una suerte que antes escapó. Los pasillos
constituyen el museo más exclusivo de Málaga. No es fácil acceder a visitarlo
pero una vez que lo has visto nunca dejarás de mirarlo. Todas sus obras, de
dispar calidad, son sin embargo auténticas. Están hechas por los presos. Sus
ojos que antes se negaran a ver la realidad, ahora engendran pleamares
diminutas y esas lágrimas explotan como un manantial irrefrenable donde algunos
volverán a ahogarse y otros aprenderán a nadar. Parece que las goteras,
hiperactivas cada vez que llueve, fueran gárgolas de ese alma herido, en fase
de curación en el purgatorio, vomitándonos sus contradicciones.
El camino recto es como el tránsito por la prisión de Alhaurín. Un
sistema de puertas enclavadas convierte en lento y tedioso cualquier intento de
avance. Nos recuerda la importancia de la demora en la gratificación en el país
de las satisfacciones inmediatas.
Este viernes 2 de diciembre se celebrará un acto lleno de
autoridades a las que quisiera pedirles que al menos muestren respeto ante los
empleados públicos de prisiones. Estos profesionales eligieron la auctoritas (prestigio social) antes que
su potestas (poder que otorga un
cargo político).
Están acostumbrados a que se les insulte sin defensa alguna de su
imagen. La propia Ley penitenciaria los denomina abusadores y desviados, un sistema descerebrado invierte la carga
de la prueba convirtiéndolos en sospechosos ante cualquier denuncia gratuita de
los internos. No han recibido jamás una muestra de afecto sincero por parte de
los dirigentes de la Institución, no hablemos ya de condiciones de trabajo: Hacer
frente a un ejército de personas peligrosas sin personal suficiente, con unos
medios coercitivos ridículos, sin desarrollo de su carrera administrativa, con
permanente menoscabo de su poder adquisitivo. No es de extrañar que estos
políticos tengan que agachar la cabeza cuando les preguntamos ¿Por qué no reconocen nuestro carácter de
agentes de la autoridad como sucede en toda Europa?
Muestren respeto, porque estarán ante personas importantes: el
viernes acudirán sin hacer ruido las demandaderas, secretarias generales de la
ilusión, cuando reparten cartas con corazones que hablan de una libertad
futura. Las funcionarias de Interior a las que las presas llaman seño y sus compañeros de vigilancia que
se llevan a su casa cada problema, son los auténticos ministros del Interior.
Los educadores son ministros de la magia, sólo ellos pueden ser ubicuos, estar
a favor de los internos y en contra al mismo tiempo. Las trabajadoras sociales,
directoras generales de lo imposible, gestionando toda ayuda que intente el
milagro de la reinserción. Los psicólogos, domesticadores supremos de
conductas. Los Juristas, Fiscales Generales del Estado sin dependencia
jerárquica a político alguno, tan sólo a la justicia. El personal de oficinas,
ministros de Administraciones Públicas, sin cuya intervención nada de lo
anterior sería posible. Cada sanitario encierra un Ministro de Sanidad y cada
maestro o monitora un ministro de Educación.
Para obtener estos títulos, ellos saben que tan solo necesitan una
cosa: hacer bien su trabajo.De todos los sentimientos que me embargan en este día hay uno que
sobresale sobre los demás: el de agradecimiento.
Gracias a trabajar aquí puedo sentir el calor exclusivo que otorga
el primer rayo de luz al salir del interior. Puedo hacer una pausa en la
cafetería de funcionarios para recordar a los compañeros que se fueron o se
jubilaron, siempre en nuestro corazón. Tener la experiencia casi mística que
confiere la intimidad de una entrevista a corazón abierto con los internos.
Enfrentar todos los días dilemas morales te hace mejor persona. Donde casi todo
el mundo miente aprendes a diferenciar la verdad de la mentira, a escudriñar el
vademécum de la desgracia para buscar el medicamento preciso y si no existe
convertirte en un alquimista que lo inventa sin más trámites. Aprendes que
merece la pena exponerse, ser etiquetado, ser incluso perseguido por defender a
las víctimas, esas personas a las que nunca veremos, nunca abrazaremos, nunca
consolaremos, pero con las que podemos llegar a tener una gran relación.
Plantarse ante la injusticia es escribir un mensaje en una botella cotidiana,
un voto particular permanente escrito aún a sabiendas de que nadie querrá
leerlo. Hacer lo que debas independientemente del resultado que produzca.
Sentirse feliz cuando una persona reeducada consigue reinsertarse. Saber que
los sueños rotos tienen cura, que sólo estaremos realmente vivos mientras
mantengamos nuestra capacidad para seguir soñando.
sábado, 28 de enero de 2017
ARISTOTELES Y LA REFORMA DE LA LEY PENITENCIARIA
LA TRIBUNA
ARISTOTELES Y LA REFORMA DE LA LEY PENITENCIARIA
Carlos Luis Martín Navarro. Delegado del sindicato CSIF en el Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre y Jurista.
El mundo se ha llenado de sofistas. Necesitamos urgentemente filósofos clásicos. No se asunten. No se requiere una concreta ideología, edad, sexo o condición, sólo tener principios. Todas las personas somos parecidas en lo esencial: amamos, odiamos, tenemos miedo, ansiamos la felicidad, nos equivocamos. Pero esta posición inicial se bifurca porque algunos asumen sus errores, se arrepienten y los reparan, pero otros intentan cambiar el mundo para encajar sus fallos y hacen culpables a los demás de sus actos. Estos segundos son los sofistas. Vendieron su producto con la ventaja de la humana pulsión hacia las satisfacciones inmediatas. De tanto utilizarse los atajos se acabaron aboliendo los caminos. Ya no existiría la naturaleza, por ellos, !tan listos¡, inventarían una mejor. Nada sería digno de ser conservado porque la virtud se encontraría en el continuo cambio. Tampoco sobrevivirían los valores morales absolutos, es decir, robar estaría mal si lo hacen los demás pero bien si lo hacen ellos. La verdad y la mentira serían meras convenciones sofistas los que empezaron a cobrar por sus clases de retórica.
No resulta ético, profesional ni práctico reformar una ley sin contar antes con la opinión de sus profesionales. Lo primero que tiene que cambiar es la propia institución penitenciaria. Debe superar su crisis de identidad, adoptando un autoconcepto unívoco, aclarar cuál es el bien propio de su profesión y para quién trabaja. Desde 1933, en el Congreso de Palermo, se aceptó la autonomía científica del derecho penitenciario, pero ha sido papel mojado por mor del imperialismo de la doctrina penal. El derecho penitenciario tiene que tener una parte general antes de desarrollar una parte especial. Es la única manera de contrarrestar a los sofistas con su permanente caballo de Troya: «el abolicionismo larvado de prisiones», ese que pretende desprestigiarlas para acabar con ellas poco a poco. Intentan que desfilemos al ritmo de su himno mudo: la criminología crítica o «cómo cargarse el sistema desde dentro del sistema y que parezca un accidente». La excesiva discrecionalidad es la metástasis de la que se sirven para conseguir la muerte de la justicia. Dejen de confundir la reinserción con la pronta excarcelación. Liberar a alguien es muy fácil pero hacer de él una persona libre cortando sus cadenas interiores requiere de una acción profesional combinada de educación y castigo. Es sencillo: tener empatía, tolerancia a la frustración, conocer la demora en la gratificación, asumir las consecuencias de sus actos, en suma: no hacer a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
El tratamiento no puede ser voluntario, no puede haber reinserción en sentido estricto sin reeducación y pagar por el delito no es algo alternativo sino complementario a evitar la reincidencia. La ley tiene que ser más tasada, así evitaremos el veneno demagógico de aquellos que exigen el tercer grado para los asesinos de los hijos de los demás pero el cumplimiento íntegro si a ellos les intentan robar el coche. Debe quedar claro que todo delincuente es susceptible de recibir un programa específico de tratamiento. Un traficante de drogas no debe hacer cerámica, debe visualizar el daño que ha causado a una víctima difusa, asumir valores prosociales que le convenzan de que no es bueno envenenar a los demás para lucrarse y, si es posible, reparar el daño. Han proliferado las actividades recreativas en detrimento del tratamiento que indaga en las concretas causas que llevan al delito. Es como sustituir la clase de matemáticas y filosofía por el recreo. La gravedad del delito debe recobrar su peso en la clasificación interior y en el grado de cumplimiento. No puede ser más importante hacer el paripé portándose bien (lo que es una obligación, no un mérito) que haber cometido un delito muy grave. Un asesino, un violador, por muy bien que se porten no pueden salir pronto de prisión, ni disfrutar dentro de un régimen de vida privilegiado o de actividades que ofendan a las víctimas. Ha de levantarse la ley del silencio para que la sociedad conozca la toma de decisiones penitenciarias e incorporar a un defensor de la víctima a las Juntas de Tratamiento. Han de reforzarse los juzgados de Vigilancia Penitenciaria con una jurisdicción específica y una formación suficiente. No pueden tener en su oposición dos temas de derecho penitenciario.
No resulta ético, profesional ni práctico reformar una ley sin contar antes con la opinión de sus profesionales. Lo primero que tiene que cambiar es la propia institución penitenciaria. Debe superar su crisis de identidad, adoptando un autoconcepto unívoco, aclarar cuál es el bien propio de su profesión y para quién trabaja. Desde 1933, en el Congreso de Palermo, se aceptó la autonomía científica del derecho penitenciario, pero ha sido papel mojado por mor del imperialismo de la doctrina penal. El derecho penitenciario tiene que tener una parte general antes de desarrollar una parte especial. Es la única manera de contrarrestar a los sofistas con su permanente caballo de Troya: «el abolicionismo larvado de prisiones», ese que pretende desprestigiarlas para acabar con ellas poco a poco. Intentan que desfilemos al ritmo de su himno mudo: la criminología crítica o «cómo cargarse el sistema desde dentro del sistema y que parezca un accidente». La excesiva discrecionalidad es la metástasis de la que se sirven para conseguir la muerte de la justicia. Dejen de confundir la reinserción con la pronta excarcelación. Liberar a alguien es muy fácil pero hacer de él una persona libre cortando sus cadenas interiores requiere de una acción profesional combinada de educación y castigo. Es sencillo: tener empatía, tolerancia a la frustración, conocer la demora en la gratificación, asumir las consecuencias de sus actos, en suma: no hacer a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
El tratamiento no puede ser voluntario, no puede haber reinserción en sentido estricto sin reeducación y pagar por el delito no es algo alternativo sino complementario a evitar la reincidencia. La ley tiene que ser más tasada, así evitaremos el veneno demagógico de aquellos que exigen el tercer grado para los asesinos de los hijos de los demás pero el cumplimiento íntegro si a ellos les intentan robar el coche. Debe quedar claro que todo delincuente es susceptible de recibir un programa específico de tratamiento. Un traficante de drogas no debe hacer cerámica, debe visualizar el daño que ha causado a una víctima difusa, asumir valores prosociales que le convenzan de que no es bueno envenenar a los demás para lucrarse y, si es posible, reparar el daño. Han proliferado las actividades recreativas en detrimento del tratamiento que indaga en las concretas causas que llevan al delito. Es como sustituir la clase de matemáticas y filosofía por el recreo. La gravedad del delito debe recobrar su peso en la clasificación interior y en el grado de cumplimiento. No puede ser más importante hacer el paripé portándose bien (lo que es una obligación, no un mérito) que haber cometido un delito muy grave. Un asesino, un violador, por muy bien que se porten no pueden salir pronto de prisión, ni disfrutar dentro de un régimen de vida privilegiado o de actividades que ofendan a las víctimas. Ha de levantarse la ley del silencio para que la sociedad conozca la toma de decisiones penitenciarias e incorporar a un defensor de la víctima a las Juntas de Tratamiento. Han de reforzarse los juzgados de Vigilancia Penitenciaria con una jurisdicción específica y una formación suficiente. No pueden tener en su oposición dos temas de derecho penitenciario.
Protágoras y Gorgias llevan demasiado tiempo tejiendo un traje invisible para el emperador. Invoquemos a Aristóteles para que venga a explicarnos sus trece categorías de falacías y así hacernos fuertes ante la demagogia y la mentira, para que nos despierte de este mal sueño gritando como el niño del cuento:¡El emperador está desnudo!
jueves, 26 de enero de 2017
GENDARMERIE NATIONALE
GENDARMERIE NATIONALEORGANIZACIÓN, MISIONES Y NUEVOS RETOS
Con una fuerza de 100.000 efectivos, esencialmente militare, la Gendarmerie Nationale, heredera de la Maréchaussée de France, es una de las instituciones más antiguas de Francia. Durante décadas, la Gendarmerie Nationale fue la única policía con competencia a nivel nacional. En la actualidad, bajo la autoridad del Ministro del Interior, comparte todos sus cometidos con la Police Nationale.
Dirigida por el general Denis Favier, la fuerza está compuesta por la Gendarmerie Départementale (seguridad ciudadana e investigación criminal) y la Gendarmerie Mobile (orden público). Además, existen cuerpos especializados como la Gendarmerie des Transports Aériens (policía de transporte aéreo) y la Gendarmerie Maritime (servicio marítimo y puertos), completando misiones específicas. En la actualidad, su área de responsabilidad alcanza el 95% del país, lo que representa el 50% de la población.Acorde a la sociedad, la Gendarmerie Nationale constantemente adapta su organización y procedimientos para responder a las emergencias y prioridades dispuestas por las autoridades nacionales, como es la prevención en la seguridad del tráfico.En este sentido, el sistema central inteligente de observación del transporte fue creado para compartir conocimientos, fortalecer lazos entre todos los profesionales relacionados con el transporte (economía, industria y ciencia) y para poner en marcha acciones encaminadas a mejorar la seguridad del tráfico y apoyo a las unidades encargadas de investigaciones criminales.
Entre las
iniciativas más recientes, subrayar la creación de la Policía Judicial de la
Gendarmerie Nationale (PJGN), un servicio nacional de investigación criminal
que cuenta con todos los aspectos nuevos de la criminalidad moderna. La PJGN
aporta alto nivel de experiencia, siendo líderes en técnicas relacionadas con
Ciencias Físicas y Químicas, Ingeniería Digital, Forense, Identificación y
Biología Genética. La PJGN tiene capacidad para despegar sus recursos y
expertos en cualquier lugar de Francia o del extranjero, incluso en condiciones
adversas (clima, hábitat, problemas de seguridad…). Por ejemplo, un innovador
laboratorio de análisis rápido de ADN fue desplegado para identificar las
víctimas del vuelo de Germanwings accidentado en los Alpes franceses en marzo
de 2015.
Estructurada sobre
una única cadena de mando y construida sobre los ejes de complementariedad y
subsidiaridad, la Gendarmerie Nationale invirtió mucho para desarrollar sus
capacidades en investigación criminal, particularmente en Ciencias Forenses y
Nuevas Tecnologías. Un esfuerzo que ha merecido la pena, considerando la
calidad del trabajo realizado hasta ahora y el número de casos esclarecidos.
Desde el año 2002,
todas las áreas de responsabilidad de la Gendarmerie Nationale y la Police
Nationale han sido redefinidas. Además, escuadras de Gendarmerie Mobile
(Gendarmería Móvil) apoyan cada vez con más frecuencia a la Gendarmerie
Départementale (unidades a las Gendarmería Departamentales), esencialmente para
prevenir la delincuencia en las calles. Muchas gendarmeries departamentales han
sido agrupadas en comunidades coordinadas (tres unidades conforman una
comunidad) para optimizar recursos. Sin embargo, la eficiencia de la fuerza
recae sobre todo en el valor de cada efectivo: iniciativa, competencia,
adaptabilidad, conocimientos profesionales, y sentido del deber y sacrificio.
OPERACIONES EXTERNAS. La Gendarmerie Nationale contribuye a la acción
exterior de Francia a través de su participación en misiones nacionales e
internacionales. Por ejemplo, participan en operaciones de mantenimiento de
paz, apoyo a fuerzas de seguridad locales o desarrollar capacidades propias
para luchar contra amenazas trasnacionales. Esta contribución puede tomar
distintas formas: misiones dirigidas, protección de embajadas francesas y
despliegue de unidades formadas o individuales tanto en misiones militares y
civiles (nacional, EU, UN, NATO…).
Como miembro de la
European Gendarmerie Force (EGF), fuerza operativa preorganizada, robusta y de
rápido despliegue capaz de realizar funciones policiales en ámbitos de crisis,
la Gendarmerie Nationale puede también ser desplegada bajo mandato internacional.
Durante las últimas
décadas, la Gendarmerie Nationale ha contribuido en muchas misiones
internacionales, obteniendo además una sólida experiencia: EULEX KOSOVO,
MINUSTAH, MINUSMA, MINUSCA, NATO ISAF, EUCAP SAHEL, EUCAP NESTOR, EUFOR RCA,
EUMAM RCA, MONUSCO…