El Romeral de Alhaurin

lunes, 17 de agosto de 2020

Cártama, 17 de Agosto de 1887.


Cártama, 17 de Agosto de 1887. Sobre las cinco de la mañana de este día se encontraban las calles pobladas de vecinos que mostraban su desagrado por el resultado de las elecciones, esperando que al clarear del día se les uniesen sus vecinos habitantes de las sierras y campos cercanos. En vano el señor don Enrique Altamirano se esforzaba por contenerlos y no fue hasta que el alcalde, señor don Diego Salcedo intervino que se consiguió que reinase el orden; pero aun así y en previsión de nuevos altercados se solicitaron refuerzos de la Guardia Civil de Málaga, que llegaron para el nombramiento.
Reclamaban los vecinos sobre la irregularidad en las últimas elecciones y la nulidad de los cargos elegidos; a partir de la diez de la mañana ya se encontraba reunido todo el pueblo que en tumulto se dirigió al cuartel de la Guardia Civil para solicitar una entrevista de una comisión de vecinos con el Gobernador Civil, para hacerle constar la protesta del pueblo ante lo ilegal del acto electoral.
La comisión formada por don Enrique Altamirano, don José Maldonado y don Francisco Maldonado, expuso al jefe de puesto, teniente don Francisco Luque, el cual se comprometió a trasladar fielmente todas las quejas que había oído a condición de que no se altera el orden público.
En vista de que la casa Ayuntamiento se encontraba en muy malas condiciones, se solicitó al Gobierno Civil trasladar el lugar de reunión plenaria a otro lugar, que resultó ser el local del Pósito, esto es, las cuevas bajo la iglesia, en el cual se reunió la Corporación Municipal para proceder a la anulación de las elecciones del 1º de julio de aquel año. Pero al ser insuficiente el número de concejales reunidos lo acordado carecería de validez. Al mismo tiempo, la nueva Corporación se reunía en la antigua Casa Consistorial, planta baja de la Cárcel, desde donde mandaron un mensajero a pedir las llaves del edificio a los reunidos en el Pósito, los cuales se negaron a entregarla. En un segundo intento el mismo individuo fue enviado a pedir las llaves en nombre del Ayuntamiento legalmente constituido y la asistencia del Secretario, propuesta también rechazada.
En esta situación, el Ayuntamiento reunido en el Pósito se encontraba imposibilitado para celebrar sesión por falta de número suficiente de concejales; mientras el reunido en la casa consistorial eligió como alcalde a don Antonio Vargas Bedoya, haciéndole entrega de las insignias de su autoridad con las que se paseó por la calle seguido de los que le nombraron sin que se les sumase ningún otro vecino. En vista de esto, los opositores partidarios de don Diego Salcedo solicitaron la mediación de la Guardia Civil para restaurar la regularidad legal.
Finalmente el Estado aprobó a primeros de octubre de 1887 la anulación solicitada de elección de cargos, y se devolvía a don Diego Salcedo Duran su puesto, más deseado por los vecinos que por él mismo.

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