Revisando
la literatura encontramos varios estudios pioneros en la psicoeducación del
paciente bipolar aunque, por desgracia, las medidas de eficacia utilizadas en
estas publicaciones seminales no suelen ser las más válidas. Distintos estudios
(van Gent y cols., 1988) utilizan como
medida de eficacia la opinión del paciente respecto al propio tratamiento.
Evidentemente, no consideramos la opinión del paciente como una buena medida de
eficacia, aunque sin duda es un dato interesante respecto a la factibilidad de
un programa determinado. Otros estudios (Peet y Harvey, 1991) miden los cambios logrados en el conocimiento
del paciente acerca de su enfermedad pero no miden su repercusión sobre el
curso posterior, con lo que no podemos saber el valor terapéutico real de la
intervención. La medida de eficacia terapéutica debe ser, como en el caso de
los fármacos, algún parámetro clínico objetivable, que dé una idea exacta sobre
la repercusión de determinada información en el curso de determinada
enfermedad.
En el
tratamiento de mantenimiento de los trastornos bipolares, la mejor medida es,
sin duda alguna, el número de recaídas y hospitalizaciones más que otras
medidas indirectas en forma de escalas o manifestaciones subjetivas del
paciente.
ASPECTOS
TECNICOS DE LA PSICOEDUCACION
NÚMERO
Y TIPO DE PACIENTES
El
tamaño ideal de un grupo psicoeducativo está entre 8 y 12 pacientes. El formato
en grupo es prácticamente imprescindible para la psicoeducación, sobre todo si
tenemos en cuenta que el modelado y las experiencias compartidas juegan un
papel central. Podríamos afirmar que la psicoeducación individual es
prácticamente imposible, aunque algunos módulos como la detección precoz de
episodios pueden llevarse a cabo en sesiones individuales. Ya que la tasa de
abandonos suele situarse cerca del 25%, hemos observado que suele ser útil
iniciar el grupo con unos 15 ó 16 pacientes, que una vez transcurridas las
primeras cuatro o cinco sesiones se acaban reduciendo a unos 10-12. Entre las
razones que tienen nuestros pacientes para dejar el grupo destacaremos, evidentemente,
el hecho de presentar una recaída (que excluye automáticamente al paciente del
grupo, sobre todo si es una manía o un episodio mixto), padecer un trastorno de
la personalidad comórbido o un trastorno por abuso/dependencia de sustancias.
Podemos
incluir en el grupo tanto a pacientes con un trastorno bipolar I o II, pero
excluimos a los pacientes con un trastorno esquizoafectivo, al considerar que
tienen características demasiado distintas.
LOS
TERAPEUTAS
Es
recomendable usar un terapeuta y dos coterapeutas, que pueden ser psicólogo, un
psiquiatra o una enfermera especializada en psiquiatría. En todos los casos es
fundamental que tengan experiencia suficiente en el manejo de grupos y en el
tratamiento de trastornos bipolares.
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