El Romeral de Alhaurin

miércoles, 7 de marzo de 2018

PSICOEDUCACION EN EL TRASTORNO BIPOLAR (XIV)

Cada vez son más los estudios que avalan la eficacia de la intervención familiar sobre el curso de trastorno bipolar. No obstante, todavía existen limitaciones metodológicas que deberían ser solventadas en futuras investigaciones. Si se analizan los estudios realizados se aprecian diferencias que van desde el número de sesiones, el formato (toda la unidad familiar incluido el paciente, diversas familias y los respectivos pacientes, sólo familiares…), el estado sintomático del paciente en el momento de la intervención y los componentes de la misma, entre otros.
Entre los estudios que han analizado el efecto de la intervención sobre la evolución del trastorno bipolar destacan los llevados a cabo por Miklowitz y cols. 2000, 2003a que han señalado los beneficios del tratamiento focalizado en la familia tanto en la reducción del número de recaídas como en el incremento del tiempo hasta la recaída, el tratamiento se mostró especialmente útil en la reducción de la sintomatología depresiva. Su intervención constaba de 21 sesiones distribuidas a lo largo de 9 meses en un componente psicoeducativo, otro de entrenamiento en habilidades de comunicación y un último módulo de resolución de problemas. Se llevaba a cabo con todos los miembros de la unidad familiar, incluyendo al paciente, y se realizaba en el domicilio del mismo. Los pacientes del grupo experimental y del grupo control recibían tratamiento farmacológico, todos habían presentado un episodio agudo en los 3 meses previos, el grupo control consistía en el tratamiento habitual junto con dos sesiones educativas para todos los miembros de la familia.

Por su parte, con una estructura de intervención similar pero comparándolo con el tratamiento individual, Rea y cols. 2003, señalaron la eficacia del tratamiento focalizado en la familia en la reducción de hospitalizaciones. En un ensayo abierto, Miklowitz y cols. 2003b destacaron la utilidad de una intervención que integraba terapia familiar e individual en la reducción de recaídas y de síntomas depresivos. No obstante, Miller y cols. 2005, con una muestra de pacientes bipolares tipo I en fase aguda, compararon tres grupos, aquellos que recibieron sólo tratamiento farmacológico, otro grupo que recibió tratamiento farmacológico junto con terapia familiar y finalmente aquellos que junto al tratamiento farmacológico participaron en un grupo psicoeducativo formado por múltiples familias y que incluía a los respectivos pacientes. Los autores no hallaron diferencias significativas con respecto a la tasa de recuperación de los pacientes.

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