Cada
vez son más los estudios que avalan la eficacia de la intervención familiar
sobre el curso de trastorno bipolar. No obstante, todavía existen limitaciones
metodológicas que deberían ser solventadas en futuras investigaciones. Si se
analizan los estudios realizados se aprecian diferencias que van desde el
número de sesiones, el formato (toda la unidad familiar incluido el paciente,
diversas familias y los respectivos pacientes, sólo familiares…), el estado
sintomático del paciente en el momento de la intervención y los componentes de
la misma, entre otros.
Entre
los estudios que han analizado el efecto de la intervención sobre la evolución
del trastorno bipolar destacan los llevados a cabo por Miklowitz y cols. 2000,
2003a que han señalado los beneficios del tratamiento focalizado en la familia
tanto en la reducción del número de recaídas como en el incremento del tiempo
hasta la recaída, el tratamiento se mostró especialmente útil en la reducción
de la sintomatología depresiva. Su intervención constaba de 21 sesiones
distribuidas a lo largo de 9 meses en un componente psicoeducativo, otro de
entrenamiento en habilidades de comunicación y un último módulo de resolución
de problemas. Se llevaba a cabo con todos los miembros de la unidad familiar,
incluyendo al paciente, y se realizaba en el domicilio del mismo. Los pacientes
del grupo experimental y del grupo control recibían tratamiento farmacológico,
todos habían presentado un episodio agudo en los 3 meses previos, el grupo
control consistía en el tratamiento habitual junto con dos sesiones educativas
para todos los miembros de la familia.
Por su
parte, con una estructura de intervención similar pero comparándolo con el tratamiento
individual, Rea y cols. 2003, señalaron la eficacia del tratamiento focalizado
en la familia en la reducción de hospitalizaciones. En un ensayo abierto,
Miklowitz y cols. 2003b destacaron la utilidad de una intervención que
integraba terapia familiar e individual en la reducción de recaídas y de
síntomas depresivos. No obstante, Miller y cols. 2005, con una muestra de
pacientes bipolares tipo I en fase aguda, compararon tres grupos, aquellos que
recibieron sólo tratamiento farmacológico, otro grupo que recibió tratamiento
farmacológico junto con terapia familiar y finalmente aquellos que junto al
tratamiento farmacológico participaron en un grupo psicoeducativo formado por
múltiples familias y que incluía a los respectivos pacientes. Los autores no hallaron
diferencias significativas con respecto a la tasa de recuperación de los
pacientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario