EL
PAIS NEGOCIOS. 11 de Febrero de 2018
LOS MANDOS INTERMEDIOS SON CRUCIALES
RAMÓN OLIVER
Vosotros,
los suboficiales, sois la fuerza de este cuerpo. Recibiréis las órdenes de la cúpula
y las ejecutaréis. Y cuando la guerra haya acabado (…), puede que la estrategia
de otros, pero la victoria sería vuestra. El teniente general de los marines de
los Estados Unidos Lewis Burwell Chesty Puller (interpretado por William
Sadler) arenga a sus hombres antes de partir hacia las islas del Pacífico para
combatir al Ejército japonés. En esa escena de la miniserie The Pacific, este
oficial de alto rango hace algo que deberían hacer más a menudo sus
equivalentes directivos en las empresas: reconocer el valor de sus mandos
intermedios.
Existe
consenso en que los mandos intermedios son un colectivo clave en cualquier
organización. Hay quien los llama el pegamento de la empresa, porque son el
factor de conexión entre estrategia y operación, sintetiza Francisco Loscos,
profesor de ESADE. Un papel como correa de transmisión entre el puente de mando
y la sala de máquinas que también destaca Carlos Capaces, director de formación
de The Human Talent Factory. Son los responsables de conseguir que la
estrategia que emana de la cúpula llegue a quien debe llegar y, al mismo
tiempo, de hacer que la información fluya desde el terreno hasta quien toma las
decisiones.
Paco
Muro, presidente de Otto Walter International, prefiere pensar en ellos como
esos movilizadores que hacen que las cosas sucedan. Porque, explica, aunque
arriba se tomen las grandes decisiones, sólo si los mandos medios empujan
ocurrirá lo que debe ocurrir, a la velocidad adecuada y con los resultados
esperados, expone. El profesor Loscos también subraya su potencial como
impulsores del cambio y transmisores de la cultura de la empresa. Después de todo,
remarca, son los mandos que más tiempo pasan decidiendo, negociando y hablando
con los empleados.
Hasta
ahí la teoría. Pero la realidad del día a día dicta que estos mandos de segundo nivel choquen a menudo contra un
muro de incomprensión. Porque esa posición a caballo entre la dirección y las
bases les expone a numerosas presiones, tanto de un lado como de otro. Entre
las dificultades del puesto están saber interpretar; traducir y matizar los
planes de la cúpula para trasladarlos hasta las bases operativas de un modo
constructivo, ilusionante y ejecutable, comenta David Gandía, socio de Improven.
¿Qué MOTIVA A LOS CARGOS
INTERMEDIOS?
Según
el Primer estudio sobre mandos
intermedios de Focus Inside:
1.
Responsabilidad
y autonomía (principal factor motivador de los mandos intermedios). 16%
2.
Posibilidad
de desarrollo. 16%
3.
Relaciones
positivas con superiores y compañeros. 14%
4.
Un
proyecto empresarial ilusionante. 13%
5.
Salario.
12%
6.
Logros
objetivos. 11%
7.
Reconocimiento.
8%
8.
Condiciones
de trabajo. 6%
9.
Modelo
de gestión adecuado. 3%
10. Buena supervisión técnica. 1%
Diversos
factores pueden mermar la eficacia de estos profesionales. La falta de apoyo de
la organización o la ausencia de un criterio claro sobre el tipo de perfiles
que se busca para estas posiciones son dos de los más habituales. ¿Quieren
líderes o quieren jefes?, se pregunta Francisco Loscos. Dicho de otro modo,
¿los profesionales llegan a mandos intermedios por sus habilidades y
competencias para liderar o porque son muy buenos técnicamente y acumulan mucha
antigüedad?, añade. Este último supuesto, lamenta Capaces, es más habitual de
lo deseable. Bajo la bandera de la sobrevalorada promoción interna nos encontramos
al que era un excelente técnico o un administrativo competente asumiendo un
puesto de mayor responsabilidad por el mero hecho de llevar mucho tiempo en la
empresa. ¿El resultado? En un año o dos como máximo no queda ni rastro de aquel
técnico que teníamos en tan alta estima y, en cambio, nos encontramos a un
mando intermedio desbordado y desmotivado, y a su equipo, deshecho, advierte
este experto.
Este
tipo de situación puede evitarse en la medida en que la compañía se preocupe de
sus mandos intermedios y les ayude a desarrollar competencias para desempeñar
sus funciones. El perfil no puede ser únicamente técnico; también necesita
habilidades interpersonales, porque buena parte de su labor consiste en dirigir
personas, argumenta Gandía. Según esta especialista, su foco no debe estar
tanto en el hacer como en el hacer que se haga. Porque si el jefe acaba
asumiendo las tareas que tendría que estar haciendo el colaborador, uno de las
dos sobras, señala.
ACTITUD Y EMOCIONES
Los
propios mandos intermedios no son ajenos a estas carencias. Así lo pone de
manifiesto un estudio publicado por la consultora Focus Inside en octubre del
año pasado. Para Jesús Martínez Bustos, su director, los mandos medios identifican
como sus principales dificultades y rectos aspecto que están mucho más
relacionados con la parte actitudinal y emocional (tratar actitudes difíciles,
motivar e implicar a las personas de equipos) que con aspectos técnicos de la
actividad.
Los
analistas estiman que una ratio adecuada de mandos intermedios sería de uno por
cada diez empleados. La realidad se acerca más a uno por cada cinco. Da la
sensación de que sobran. Sobre todo si tenemos en cuenta que las personas a su
cargo están cada vez más preparadas y que además las nuevas tecnologías
permiten automatizar muchas tareas, concluye el profesor Loscos.
Se
evoluciona hacia estructuras más planas y la paulatina eliminación de
intermediarios. Una tendencia que aboca a la extinción de estos perfiles a no
ser que, apunta Gandía, demuestren que están aportando valor añadido tanto a
los directivos como a los equipos. Algo que pasa, continúa, por dejar de ser un
transmisor de instrucciones y convertirse en alguien que le quita trabajo al de
arriba y es capaz de empoderar al de abajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario