Con
respecto al nivel de funcionamiento del paciente, que también constituye un
indicador de la evolución, Clarkin y cols. 1998, en una intervención de 25
sesiones psicoeducativas dirigidas a pacientes bipolares y a sus parejas,
señalaron la eficacia del tratamiento en la mejora del cumplimiento
farmacológico y del funcionamiento general de los pacientes. Previamente, los
mismos autores habían señalado la utilidad de seis sesiones de intervención
familiar sobre la mejoría de la sintomatología y del funcionamiento
sociolaboral de un grupo de pacientes bipolares de sexo femenino (Clarkin y
cols., 1990).
Otros
estudios han señalado la utilidad de la intervención familiar psicoeducativa en
la mejora de los conocimientos de los familiares y de la comprensión mutua
entre familiares y pacientes (VanGent y Zwart, 1991), así como en incrementar
las interacciones positivas (Simoneau y cols., 1999). Honig y cols. 1995, 1997
señalaron la eficacia de 6 sesiones psicoeducativas dirigidas al paciente y a
su pareja o referente significativo en la reducción de la emoción expresada.
Otros autores han remarcado la utilidad de la intervención familiar en mitigar
el efecto que la EE puede tener sobre la sintomatología del paciente (Kim and
Miklowitz, 2004).
Con
respecto a los efectos de la intervención sobre la carga familiar, Clarkin y
cols. (1990) hallaron que la intervención mejoraba la actitud hacia el paciente
y la carga en familiares de pacientes bipolares en comparación con los
familiares de pacientes unipolares. Un reciente estudio (Bernhard y cols.,
2006) también señala la utilidad de la psicoeducación familiar sobre la
reducción de la carga, lamentablemente dicho estudio no cuenta con un grupo de control.
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