CONCLUSIONES
El
trastorno bipolar es una enfermedad crónica y recurrente cuyo curso podría mejorar
si se complementara el tratamiento farmacológico con otras intervenciones de
tipo psicosocial. La psicoeducación, tanto del paciente con trastorno bipolar
como de sus familiares, es una de las intervenciones que hasta la fecha ha recibido
mayor soporte en esta población. Los estudios realizados presentan resultados
prometedores que indican la influencia positiva que ejerce la intervención familiar
sobre el curso del trastorno bipolar. No obstante, los estudios aún resultan
escasos y con frecuencia presentan limitaciones metodológicas tales como el
tamaño y la heterogeneidad de las muestras o la breve duración del período de
seguimiento. Es de esperar que dichos déficits sean solventados en futuros
estudios. A su vez, son diversas las cuestiones que aún quedan por resolver,
entre otras podríamos mencionar la duración óptima del tratamiento, los
principales componentes de la intervención o cuál es el mejor momento para
realizarla. A pesar de dichas limitaciones es indudable que paciente y
familiares pueden beneficiarse de intervenciones psicosociales que complementen
y faciliten el tratamiento farmacológico.
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