El Romeral de Alhaurin

jueves, 3 de mayo de 2018

Una Justicia Muy Cercana a los Ciudadanos



9 de Diciembre de 2014
Una Justicia Muy Cercana a los Ciudadanos


 Antonio Moreno. Parauta.
Isabel Márquez es la jueza de paz de Parauta donde ayuda a sus vecinos con el papeleo y media en los conflictos.
Pese a que pueda parecer una figura más propia del siglo pasado que de este, los jueces de paz todavía siguen muy presentes en los pequeños municipios de la provincia. Es el caso de Isabel Márquez, que ocupa este cargo en la localidad de Parauta desde hace más de una década, con la vocación de facilitar a sus vecinos la solución a los distintos problemas que les puedan surgir. Para ello, se ayuda su experiencia, su conocimiento y sus ganas de intentar hacer la vida más fácil a los habitantes de su municipio.
 Al contrario de lo que su nombre da a entender, la mediación en conflictos entre vecinos ocupa solo una pequeña parte de su tiempo, ya que son las labores burocráticas las que tienen una mayor presencia en su jornada. La realización de partidas de nacimiento, defunción o la búsqueda de antepasados familiares son algunas de estas tareas. Márquez no dispone de un horario fijo, ya que su jornada laboral depende del momento en que se solicite su ayuda. Un hecho que, lejos de incomodarla, la reconforta, ya que es consciente de que con su trabajo evita molestos desplazamientos de los vecinos de Parauta, hasta los juzgados de Ronda, a la vez que colabora con el pueblo ofreciendo un servicios imprescindible en entornos rurales como este. 
Pero como no podía de ser otra forma, también acuden a ella para que intente solucionar disputas entre vecinos, conflictos que aunque son pocos debido al reducido número de habitantes de Parauta, menos de 300, nunca son gratos. Siempre intenta hacer labores de mediación para que los problemas puedan solucionarse de forma amistosa y evitar futuros malestares y los quebraderos de cabeza que supondrían para las partes enfrentadas un proceso judicial.
Reconoce que su labor tiene momentos agradables y desagradables, aunque, asegura, predominan los primeros. Las inscripciones de recién nacidos en el Registro Civil, por ejemplo, es una de las tareas que le produce una profunda alegría, mientras que los peores tragos los ha pasado al tener que ordenar el levantamiento del cadáver de alguno de sus vecinos.

Todo ello percibiendo solo una pequeña cuantía económica de forma anual, que hace imposible que pueda vivir de su trabajo. El interés que me mueve es el colaborar con mi pueblo.

De momento, no se plantea abandonar su cargo, siempre que las fuerzas y la salud se lo permitan.


 

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