El Romeral de Alhaurin

martes, 1 de septiembre de 2020



9/2019 Depósito Legal MA 441-2018

¿TECNOLOGÍA AL SERVICIO DEL CLIENTE?

JUAN BERROCAL
Desde siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con la tecnología, de hecho, he desarrollado muchas aplicaciones informáticas con el fin de mejorar los sistemas de trabajo en las empresas, buscan mejoras que simplifican los procesos tediosos y repetitivos. Me apasiona realizar un programa para optimizar cualquier método o tarea, ya sea con sistemas organizativas o con aplicaciones informáticas.

Cada día aparecen más y novedosas aplicaciones tecnológicas que ayudan a las personas o facilitan las tareas cotidianas en el ámbito doméstico o empresarial. Me gusta saber que gracias a estos avances se agilizan muchas cosas de nuestro día a día y veo cómo ayudan a mejorar la calidad de vida en muchos aspectos. Los avances tecnológicos, los nuevos dispositivos y los sistemas que se implantan abaratan costes, aumentan la producción y competitividad de las empresas de nuestro entorno.

Hoy en día muchas máquinas se fabrican con el propósito de que nosotros mismos hagamos las tareas que antes realizaban otras personas, y de hecho la gran mayoría de la población acepta con agrado los avances tecnológicos que las empresas implantan para nosotros.

Como con todo lo que hemos usado en nuestro pasado y todo aquello que nos rodea en el presente, hay que hacer un uso medido y prudente con vistas a la calidad y bienestar de nuestro futuro. Al paso tan acelerado en el que estamos sumergidos con la aparición de nuevas tecnologías y máquinas, que en teoría son para prestar un mejor servicio a la sociedad, la realidad es bien distinta, porque están creando una falta de comunicación y distanciamiento entre las personas; están creando seres individualistas y de trato frío, personas que en muchos casos han perdido las buenas  costumbres de cómo debemos tratarnos entre nosotros mismos. A veces nos cruzamos con quien va hipnotizado con la pantalla de un teléfono móvil, no prestando atención a su entorno, incluso no responde a  algo tan simple como decir buenos días cuando entra en un ascensor o establecimiento, o para colmo te habla sin quitar la mirada de la pantalla.

Cuando alguna empresa implanta un nuevo sistema, nos dicen que éste va a mejorar mucho el servicio que nos ofrece, que no tendremos que esperar colas innecesarias, que el nuevo sistema aumentará la rapidez del servicio que nos presta; que con esto seremos más felices porque ganaremos más tiempo para nosotros mismos. Pero la cruda realidad es que estamos creando un mundo donde estos sistemas se implantan para que nosotros mismos hagamos las gestiones con una máquina; para que paguemos por adelantado y acto seguido nos sirvamos la mercancía como ocurre en algunos surtidores; o al llenar la cesta de la compra en algunos hipermercados pasemos los artículos por el escáner y a continuación paguemos a la misma máquina; o aquellos bancos digitalizados que han implantado cajeros automáticos o aplicaciones en internet para que no dependamos de sus sucursales abiertas al público.

Al igual que me apasiona la tecnología, siempre me gusta ser atendido por un ser humano. Por ello no niego a pasar por la caja de un hipermercado donde no haya un empleado dedicado a pasar los artículos por el escáner y cobrarme por lo que llevo en el carro de la compra; así mismo me doy media vuelta cuando entro en un restaurante donde solo hay pantallas en las que yo mismo tengo que hacerme el pedido de lo que voy a comer, porque me gusta que me atienda una persona con agrado, simpatía y calidez humana; siempre que puedo reposto en una gasolinera donde hay un empleado que me saluda y pregunta cuánto voy a repostar; me gusta comprar donde me atienda una persona y apenas hago uso de las compras online.

Aunque muchos me dicen que pierdo el tiempo porque voy a contracorriente de las tendencias del futuro, estoy bastante convencido que, con mi aptitud, ayudó a que no todos nos volvemos fríos y mecánicos como siempre lo serán las máquinas que sustituyen en su totalidad a las personas.

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