El Romeral de Alhaurin

domingo, 25 de febrero de 2018

PSICOEDUCACION EN EL TRASTORNO BIPOLAR (II)

En la actualidad, los clínicos disponemos de varias intervenciones psicológicas perfectamente testadas que han demostrado su eficacia en la mejora del curso de los pacientes bipolares. La psicoterapia tiene cabida en el trastorno bipolar especialmente en la fase de eutimia, como tratamiento coadyuvante de mantenimiento. Sin embargo, hasta la fecha no disponemos de estudios que avalen su uso en las fases agudas de la enfermedad.
Entre todas las intervenciones de mantenimiento, la psicoeducación en grupo posee varias ventajas prácticamente añadidas, ya que a su gran eficacia (Colom y cols., 2003 a, b) une su perfecta integración en la modelo médico de la enfermedad bipolar (Colom y cols. 1998), su bajo coste al ser un tratamiento limitado en el tiempo y que se imparte en grupo, y su alta aplicabilidad y generalidad –es un tratamiento para el que no hace falta definir a priori un subtipo de paciente según rasgos caracteriales, preferencias o cociente intelectual-. Por otra parte, la psicoeducación integra en un mismo tratamiento los aspectos más relevantes del resto de tratamientos psicológicos testados para el trastorno bipolar: la detección precoz de síntomas (Perry y cols., 1999), la regularización de hábitos (Frank, 1999), la mejora del cumplimiento terapéutico (Scott y Tacchi, 2002) y el manejo de síntomas y resolución de problemas (Lam y cols., 2003). Además, el modelo psicoeducativo se complementa perfectamente con la psicoeducación familiar, un aspecto crucial con el manejo de los pacientes bipolares (Miklowitz y cols., 2003; Reinares y cols., 2002).
¿QUÉ ES LA PSICOEDUCACIÓN?

La psicoeducación va más allá de la mera transmisión de información al paciente e incide en cambios cognitivos y conductuales que se derivan del conocimiento de la enfermedad, tal y como ocurre también con otras enfermedades no psiquiátricas que se benefician de tratamientos similares: enfermedades cardiovasculares (Linden, 2000), diabetes (Olmsted y cols., 2002) o el asma (Durna y Ozcan, 2003). El tratamiento psicoeducativo y no es, en ningún caso, válido para abordar un episodio agudo. Por esta razón debemos empezar el tratamiento psicoeducativo cuando el paciente está asintomático.

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