LA BENEMERITA. APUNTES SORE EL ORIGEN DE UN APELATIVO SINGULAR.
CORONEL GONZALO MORENO, JEFE DEL SERVICIO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LA GUARDIA CIVIL.
Existe una creencia relativamente extendida según la cual el sobrenombre de benemérita aplicado a la Guardia Civil, pero ¿se debe a la concesión de la Gran Cruz de la Orden Civil de la Beneficencia que recibe el Cuerpo en 1929? No, exactamente.
Desde la opinión participa, en su entrada en Wikipedia respecto a la Orden de Beneficencia refiere: En virtud del real decreto núm. 2088 de 4 de octubre de 1929 se concede la Gran Cruz con Distintivo Negro y Blanco de la Orden Civil de Beneficencia a los cuerpos de la Guardia Civil y de los Carabineros por su labor en auxilio de las víctimas de incendios, inundaciones y naufragios. Este hecho explica la utilización del adjetivo benemérita como sobrenombre al referido cuerpo de seguridad.
Según esto, el sobrenombre es un título otorgado por vía de autoridad y su nacimiento podrá fijarse históricamente en la fecha de concesión de la condecoración benéfica.
La realidad es distinta. Para la empezar la normativa reguladora de Orden Civil de la Beneficencia, creada en 1856 y derogado en 1988, nunca establece el tratamiento de benemérito para los recompensados con la Orden; a estos efectos, el Real Orden de 14 de octubre de 1864 concedía el tratamiento de don a los individuos agraciados. Por su lado, el Real Decreto de 12 de junio de 1886 otorgaba el título de Benéfica a las corporación municipales y provinciales que, distinguidas por su abnegación y heroísmo, hubiesen ganado colectivamente la Cruz de la Orden Civil de la Beneficencia en cualquier grado. Por último, la Real Orden Circular de 17 de noviembre de 1923 dispone que los poseedores de la Gran Cruz de la Orden Civil de la Beneficencia tendrán el tratamiento de excelencia.
El mundo oficial no explica la sustantivación del adjetivo benemérita como apelativo de la Guardia Civil, circunstancia que estaba ya muy arraigada cuando las banderas del Cuerpo reciben las corbatas de la Orden de la Beneficencia a finales de marzo de 1930. De hecho, en 1905 ya se publicaba en La Coruña un semanario profesional para guardias civiles bajo la denominación La Benemérita; lo dirigía Cándido Rodríguez y, aunque no llega a los 100 ejemplares, deja registrado para la posteridad el uso de este sobrenombre.
Por tanto, explorar por el naturaleza popular la transformación del epíteto benemérita en el nombre por antonomasia de la Guardia Civil, aludiendo así a su más importante y conocida característica. De todos modos, antes del rastreo de la mutación semántica en los fondos de la Hemeroteca Digital del la Biblioteca Nacional de España, la palabra benemérita procede del latín bene meritus, es decir, se ha portado bien, del verbo mereri (merecer). Así, su aplicación a alguien connota la cualidad de meritorio, encomiable, estimable, elogiable.
Cuando nace la Guardia Civil
No es extraña la aplicación del adjetivo al noticiar hechos de personas e instituciones. De esta forma, era habitual que la prensa de aquellos años fundacionales, más pomposa que la actual, utilizase con profusión el calificativo como referencia a instituciones civiles o militares, como ayuntamientos, tribunales de justicia, Ejército y a la Guardia Civil.
Sin embargo, el correr del tiempo y la infatibable actividad de la Guardia Civil en la persecución de malhechores, protección de personas y propiedades, así como sus permanentes auxilios humanitarios en incendios, epidemias y todo tipo de catástrofes van desplazando el uso periodístico del adjetivo desde lo accidental hacia lo esencia de la Institución, identificando el carácter benemérito como una cualidad intrínseca inherente al Cuerpo. Lo más interesante del fenómeno es su progresividad y su origen popular: es el público y no el aparato político-institucional el que opera esta significativa metamorfosis lingüística, expresando de un modo profundamente simbólico el arraigo benefactor de la Guardia Civil en la sociedad española.
Hacia 1880, quizás un poco antes, algunos periódicos comienzan a referirse a la Benemérita, a secas, para dar cuenta de los hechos protagonizados por la Guardia Civil. Por ejemplo, el 28 de agosto de 1885, El Correo Militar, reportando una batida de Málaga, informaba: Por una desgraciada circunstancia, estos tres individuos de la Benemérita llegaron al cortijo media hora después de la señalada, encontrando en las inmediaciones de la casa al capataz y a un porquero a quienes preguntaron si había novedad. Se les contestó negativamente, y al llegar los guardias cerca de la casa recibieron la primera descarga.
Es cierto que en aquella época la costumbre no estaba del todo generalizada, pero se iniciaba un rápido proceso que a finales del siglo XIX estará plenamente consolidado. Y prueba de ello es la ilustración utilizada pen 1900 por el semanario argentino Caras y Caretas para relatar un episodio acaecido en octubre de aquel año en Cataluña; al pie de la imagen se podía leer: Cuartel de Badalona.- Guardias Cardona, Ferrando, Manresa y Gil que defendieron el cuartel, y pareja de la Benemérita (la del centro) que resistió la emboscada de los carlistas.
Muchos más ejemplos se pueden traer para corroborar lo dicho, pero acabaremos con una noticia de finales del siglo XIX, muy ilustrativa por cuanto está protagonizada por los dos cuerpos que recibieron con la misma recompensa de la Beneficencia; solo la Guardia Civil es invocada como la Benemérita. En efecto, el 17 de agosto de 1895, el periódico La Unión Católica publicaba la siguiente reseña: Los telegramas de provincias recibidos en Gobernación no acusan novedad. La tranquilidad en Chovar y Gandía es absoluta. La partida, después de ocasionar algunos desperfectos en el telégrafo, se dirigió a los montes de Chelva, donde se cree se hayan disuelto, por las fuerzas de la Benemérita, ni la de Carabineros que le perseguía, han dado con ellos.
En conclusión, la Benemérita como apelativo es, efectivamente, un título de honor, tanto más glorioso cuanto que su otorgamiento ha sido conferido no por decreto gubernativo, sino por la irrecusable autoridad del pueblo español para reconocer el quehacer benefactor y humanitario de la Guardia en su historia.