El jueves 19 de agosto de 1993, a las 09:10 horas GMT despega del Aeropuerto de Málaga el presidente del Aeroclub, Leoni Benabú Hazán, acompañado por su esposa y su hija. Se disponen a pasar unos días de descanso en Tetuán de donde Leoni es natural, y lugar que visita con mucha frecuencia.
Después de despedirse por radio de la torre de Málaga, el avión se dirige costeando hasta Estepona, punto desde el que inicia el cruce del Estrecho con dirección a Ceuta.
Pasado el tiempo oficial de vuelo, en el aeropuerto malagueño no se ha recibido todavía ningún tipo de notificación de la llegada de la avioneta a Tetuán.
Aunque la falta de comunicación por parte de las autoridades marroquíes suele ser habitual, el hecho no deja de preocupar al control aéreo que, después de transcurridas unas siete horas desde el despegue realiza la correspondiente notificación al Servicio Aéreo de Rescate, SAR, para que se activen los servicios de búsqueda y salvamento.
Horas después, el Centro de Salvamento y Seguridad Marítima de Tarifa, comunica que se ha detectado una señal de alarma en las proximidades del monte Musa cercano a Ceuta.
Puestos en contacto con las autoridades marroquíes éstas desconocen que se haya producido un accidente aéreo, pero tampoco dan noticia alguna del paradero de la avioneta que tripula Leoni, ni de su llegada a ningún aeropuerto marroquí.
Desde Málaga se inician las gestiones para poder identificar la señal de alarma ya que se sospecha que pueda tratarse de la baliza de emergencia del avión de Leoni. A través del centro mundial de salvamento, en EE.UU., se comprueba, vía satélite, que efectivamente se trata de una baliza de tipo aeronáutico que está emitiendo en las proximidades de Ceuta.
Con la casi certera de que se trata de la avioneta de Leoni, se hacen gestiones con el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Defensa para que el gobierno marroquí permita la entrada de un grupo de rescate formado por legionarios españoles destacados en Ceuta.
Aunque el grupo de rescate se dirige a la frontera las autoridades marroquíes no autorizan su entrada en el país, al tiempo que siguen sin informar del paradero de la avioneta siniestrada y del estado de sus ocupantes.
En la noche del mismo jueves se dirige a Marruecos Brian Davis, piloto del Aeroclub, para intentar informarse in situ de la situación. El viernes 20, se sigue sin tener información veraz de lo que haya podido ocurrir. Por intermediación de Seik Mohamed Asmhawi se tienen noticias de que efectivamente la avioneta ha sufrido un accidente y que no se han localizado supervivientes.
Durante todo el viernes y sábado la patrulla de rescate marroquí que realiza la búsqueda del avión no consigue llegar hasta el lugar del accidente, una abrupta zona del monte Musa a diez kilómetros de Ceuta. Sobre las 6 de la tarde el equipo de rescate alcanza a llegar al lugar donde se encuentran los restos del avión y junto a ellos encuentran los cadáveres de sus ocupantes.
Brian Davis, que se encuentra en el lugar de los hechos, comunica la triste noticia a los familiares y al Aeroclub.
Por los pocos datos que se conocen del accidente es presumible que el fuerte viento que ese día soplaba en el Estrecho desviara el avión de su ruta y que esta circunstancia no fuera detectada por Leoni ya que volaba entre una densa capa de nube. Este desplazamiento lateral de la ruta le hizo chocar frontalmente con el monte sin percibir, ni siquiera remotamente, su presencia.
Tras largas gestiones administrativas, los cadáveres son repatriados a Málaga donde reciben sepultura, unos en el cementerio católico de la ciudad y otros en el cementerio judío de Casabermeja. Descansen en paz.
Con la muerte de Leoni, el Aeroclub no sólo pierde a su Presidente sino que pierde también al hombre que ha sido el alma del club en los últimos años. Cordial, trabajador y de entrega sin límites a la tarea del deporte aéreo nacional, no en vano era también Presidente del Real Aeroclub de España, Leoni conoció muy tarde la aviación deportiva que le cautivó desde el primer momento. Gran deportista, ganó infinidad de prueba aéreas, desde su puesto de Presidente del RACE dinamizó la vida de los aeroclubs en España.
El día 16 de octubre el RACE ofreció un homenaje al que fuera su Presidente, descubriendo una placa In Memoriam. Al acto asistieron las autoridades de Aviación Civil, Aeropuertos Españoles, I Región Aérea, Consejo Superior de Deportes, Federación Española de Deportes Aereos (FENDA), y todos sus amigos de los aeroclubs españoles a los que cautivó con su entusiasmo y pasión por volar.
Su último gran sueño fue el aeródromo de Vélez-Málaga, que si bien no puedo ver acabado, hoy es una realidad.
Tras el fallecimiento de Leoni, poco a poco el Aeroclub recupera su vida cotidiana. La primera tarea es la constitución de nueva Junta Directiva elegida en la asamblea de socios celebradas el 11 de septiembre de 1993, quedando constituida por Antonio Maldonado Pérez, presidente; Juan Torrecillas Herrero, vicepresidente; Francisco Márquez Montoya, secretario; Agustín Garnica Sánchez, secretario adjunto; Diego Suárez Arcila, tesorero; y Rafael Ruiz Liébana, Salvador Alarcón y Cristóbal Siles López, vocales.
Utrilla Navarro, Luis; Historia del Real Aeroclub de Málaga, Málaga, 1998, CEDMA, Págs. 99-103.
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