COLIVING, FLEXLIVING Y DEMAS INVENTOS
A veces parece que el sector inmobiliario vive empeñado en inventar palabras nuevas para disfrazar problemas viejos. Ahora lo llaman coliving, flexliving o microliving. Suena moderno, tecnológico, casi nórdico.
Pero, en el fondo, hablamos de lo mismo: viviendas pequeñas, compartidas o con servicios comunes porque, como te contaba ayer, no se pueden hacer viviendas pequeñas de verdad.
Lo irónico es que si el planeamiento lo permitiera, muchas personas podrían comprarse su casa, vivir solas o en pareja, sin tener que compartir salones, cocina, terraza o gimnasio con desconocidos.
Así que, como no se pueden hacer más viviendas, ni más pequeñas, el mercado se reinventa con trampa: espacios compartidos, habitaciones con baño propio y un concepto anglosajón detrás que parece resolverlo todo.
Y lo más curioso, es que ahora te lo venden como una experiencia. No como una limitación. Llamémoslo como queramos: coliving, flexliving o vivir con auriculares. Pero no deja de ser el resultado de una normativa rígida y de una falta de suelo que impide que el mercado se autorregule con naturalidad.
Porque compartir espacios suena muy bien. Pero si el grupo de whatsapp de una Comunidad es un horror. Imagínate el de uno coliving de estos. Y si buscas viviendas pequeñas. Sin inventos, que todo sea tuyo. Búscalas en el centro de las ciudades. Donde la limitación del número de viviendas no existe. Te cuento todo sobre la Obra Nueva.
Málaga, 9 de noviembre de 2025.
Juan Manuel Gómez Carmona
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