PEÑA DE PESCA EL RASPALLON
Mirapetunias, calle con nombre de
flores, que por algo está enclavada en esa barriada superpoblada, que por
nombre lleva el de Miraflores de los Angeles. Calle con dos niveles, de difícil
aparcamiento y de abundancia de gentes que le dan un sentido de actividad, de
vida. Y allí, en el número 2 local 19, se encuentra la Peña de Pesca El Raspallón, como reza el letrero
colocado sobre la puerta de acceso.
Su fundación se debe a un grupo de
aficionados, buenos aficionados, a la pesca, en el que cabe, también, un grupo
de cazadores. Unos y otros tienen esa afinidad parecida del deporte y el
esfuerzo y esa otra de contar sus batallitas
que, según fotografías, que no mienten, comprobarse puede la consecución de
numerosos y codiciados trofeos, tanto en pesca, como en caza.
La primera directiva la formaron
Antonio Díaz Bellagarza como presidente, Amador Luque como vicepresidente, José
A. Aguilar como secretario, Salvador Aragón como tesorero, Angel Vázquez como
relaciones públicas y los vocales Francisco Cabrera, Antonio Luque, Francisco
Fernández y Francisco Suárez.
El local en que está ubicada, es
pequeño, 42 metros cuadrados, pero suficiente para los 42 socios que forman y
mantienen la entidad, haciendo frente a unos pagos aproximados de 75.000
pesetas mensuales de alquiler, luz, etc. La firma Cruz Campo, ayuda con un
rapell de ventas y un grupo de socios que juegan a la lotería dejan un 10 por
ciento para ayuda de la tesorería a las que hay que añadir las 1.000 pesetas
diarias de alquiler del bar.
Una primera parte, entrada principal,
comprende un local con la tradicional barra. Frente a ella una pared decorada
con toda una colección de fotos de actividades desarrolladas, entre las que
ocupan lugar preferente las relativas a grandes capturas de pescados que se
exhiben con el consiguiente orgullo y a las de caza con abundante cosecha de
piezas esparcidas por el suelo tras la cinegética jornada. Un timón, varias
redes, dos remos y la Virgen del Carmen que bendice el local en varias
reproduciones.
El otro local, también con salida a
la calle, es de las mismas proporciones que el anterior. Al fondo con la
televisión inevitable. Las paredes adornadas con cuadros de nudos marineros y
anclas, cuatro paneles grandes con reproducción de las especias de peces,
moluscos y crustáceos del Mediterráneo y del Atlántico, como oportunamente me
indican los peñistas, buenos conocedores de ambos. Un trozo de coral, varios
peces en relieve, unos cuantos trofeos, dos diplomas de asistencia, por dos
veces, al Curso de Protocolo, que organiza la Federación de Peñas completan la
decoración de este local apto para las consabidas partidas de dominó o cartas.
Naturalmente, las actividades
relacionadas con la pesca que, como hemos dicho, son el leiv motiv de la peña,
ocupan la mayor parte de las mismas. Competiciones de pesca organizados por la
peña o por otras entidades como El Rebalaje, El Anzuelo y otras, a las que se
acude con deportivo ánimo competitivo. A veces la competición se va fuera de
los límites provinciales, Veger, por ejemplo, y allí se va a dejar bien alto el
pabellón. Y se pesca, naturalmente de todo. A veces mucho, otras menos y hasta
hay ocasiones en que las capturas son dignas, por su tamaño, de esas fotos que
reproducen los periódicos. Por cierto que mientras visitamos la peña, y nos
atiende amablemente el tesorero Salvador Aragón, aparece un socio con un pargo
de tres kilos y medio para dar fie de que, de verdad, se pesca y bien. De todos
modos circula por allí un villancico, en broma, que dice que algunos no cogen ni
para hacer una pipirrana. Nota muy curiosa; los peñistas tiene uniforme de
verano, un niky de color verde, y de invierno, de color azul. Todo un lujo.
He hablado de cazadores y de que dan
fe de vida y de su actividad los fotos con piezas abundantes sobre el suelo al
terminar una jornada. Pregunto a Salvador que quienes cuentan sus historias
mayores los pescadores o los cazadores y me dice que por igual, quien más,
quien menos, exagera lo suyo.
Antiguamente, celebraban la verbena
de San Juan, pero llevan dos años sin hacerla. Sí continúan con la ayuda al
Asilo de los Angeles haciendo una colecta el día de la fiesta y uniéndose en
Navidades al Hogar del Jubilado próximo llevando a los ancianos, allí acogidos,
productos alimenticios.
Hay afición al fútbol y, como en cada
peña, hay quienes jalean al Madrid, otros al Barcelona; pero, en el fondo,
todos son del Málaga y cuando los malagueños juegan no se ve en la tele más que
al equipo de la tierra.
Los del Raspallón, de vez en cuando,
cogen carretera y manta y se van por ahí de excursión. O bien al campo, con el
consabido arroz, o lugares tan conocidos por ellos como Zahara de los Atunes,
Los Caños de Meca, Punta Paloma y, en general, todo el Atlántico. El Día de los
Enamorados hay fiesta grande en El
Capricho en Villanueva del Trabuco.
Tienen excelentes relaciones con las
peñas colindantes, que ya son varias, especialmente con la Peña Los Angeles de
la que son vecinos.
La directiva actual está formada por
Antonio Díaz Bellagarza como presidente, Diego Guerrero como vicepresidente,
José Corpas como secretario, Salvador Aragón como tesorero, José Libona como
relaciones públicas y como vocales Francisco Cabrera, Antonio Luque, Francisco
Fernández y Francisco Gómez.
Los estatutos de la peña fueron
aprobados por la superioridad el 10 de enero de 1995.
Galería de
presidentes. Antonio Díaz Bellagarza.
CIF G29703154
Número de registro municipal: 01059
Fecha de registro municipal: 09/03/1999
Dirección: CL MIRAORQUIDEAS
2 LC 1-25
Localidad: BAILEN-MIRAFLORES, 29011 MALAGA
Teléfono: 952277208
Número de socios: 50
Ámbito geográfico: REGIONAL
Fines Estatutarios. PEÑA. La Entidad desarrollará
como actividad deportiva exclusiva La Pesca. La Junta Directiva podrá acordar
la creación de nuevas unidades para la práctica de otras modalidades
deportivas. Asimismo podrá desarrollar actividades físico-deportivas entendidas
en la línea del deporte para todos y del tiempo libre.
FADON HUERTAS,
F., Historia de las Peñas de Málaga (II), Federación Malagueña de
Peñas, Centros Culturales y Casas Regionales LA ALCAZABA, Málaga, 2000, pág. 48-50.
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