viernes, 27 de marzo de 2020

ESPAÑA. UNA SOCIEDAD DISTOPICA



ESPAÑA: UNA SOCIEDAD DISTÓPICA

Si conmináramos a toda la población a que se definiera como conservadora o progresista a buen seguro asistiríamos a un tragicómico número en el que  casi todos correrían como conejos  asustados para declararse progresistas y evitar un etiquetamiento que les suponga su muerte moral ante la comunidad (que no sociedad, dada la prohibición del pluralismo político cuando se sale del redil de lo políticamente correcto).

Yo sin miedo alguno me defino como muy conservador en todo aquello que hay que conservar y como muy progresista en todo aquello que hay que cambiar. El progresismo entendido como la doctrina que propugna que todo debe estar en permanente cambio es, sencillamente una locura moral. Como solo tengo un folio intentaré sintetizar al máximo un antídoto contra esta locura que nos acabará destruyendo.

La alternativa al orden es sólo el caos. La alternativa al capitalismo es sólo el comunismo. La alternativa a los géneros es sólo la degeneración. La alternativa a la cultura es solo la subcultura. La alternativa a la libertad es sólo la dictadura. La alternativa a la justicia es sólo la injusticia. La alternativa al bien es sólo el mal. La alternativa al amor es sólo el odio. La alternativa  a la naturaleza es solo la artificialidad. La alternativa a la verdad es sólo la mentira. La alternativa  a la igualdad es sólo la desigualdad. La alternativa a la inocencia es sólo la culpabilidad.

¡IDIOTAS: EL LIMBO NO EXISTE! Vuestra ignorancia nos dejará a todos sin alternativas.

En tiempo de virus asesinos conviene recordar que España es el laboratorio de las guerras invisibles. Controlando los medios de comunicación y la justicia se ha creado una sociedad distópica donde la verdad está mal vista, donde se condena al amor romántico y se juega a ser Dios aun sin creer en él. Un ágora donde se ha asesinado a los filósofos clásicos y sus asesinos, los sofistas usurpan su lugar para más inri. 
Listillos como Habermas les dirán que lo importante es el diálogo y que eso blanquea cualquier cosa y así verán a los Zapateritos boliburgueses que roban el dinero de sus hijos amparados por la cleptocracia (más conocida como socialdemocracia) repitiendo como loros: diálogo, diálogo mientras les aplican a ustedes cordones sanitarios.

Cuando sangren, la culpa no será del heteropatriarcado católico, no tendrán en su piel los estigmas de Jesucristo sino las esquirlas venenosas de las ventanas de Overton que ustedes mansamente aceptan.

Dejen de mirar hacia otro lado. No crean que les perdonarán la vida. Plántenles cara en esta batalla cotidiana  y denles su merecido a estos genocidas irrecuperables. Si no lo hacen se verán envueltos en una guerra cruenta que ustedes no buscaron. Recuerden a Churchill: Os dieron a elegir entre la indignidad y la guerra. Elegisteis la indignidad y ahora tenéis la indignidad y la guerra

Ya no se trata de vivir más o menos cómodos en la servidumbre voluntaria, se trata de sobrevivir. Piensen un poco antes de responder: ¿son progresistas o conservadores? Lean a Jordan Peterson, a los filósofos clásicos y si tienen hijos léanlos cuentos clásicos con moralejas, no la basura de heroínas hombrunas empoderadas y de la religión multiculturalista y ecologista de un mundo que reivindica las flores pero prohíbe las raíces.

Carlos Luis Martín Navarro

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