Cártama, 19 de Abril de 1919. Los hermanos
Águeda y Salvador Lobato Martín, compran a su padre, José Lobato Jiménez, de 83
años, una quinta parte cada uno de la finca que éste heredó a su vez de su
padre, Francisco Lobato Valdés, ubicada entre el camino de las Tres Cruces y
los lagares de Cárdenas y Salcedo.
Cada una de
las cinco partes se compone de 12 fanegas de tierra con parte en la casa y era empedrada que allí existe; lo que
nos da a entender que esta compra forma parte de la herencia
paterna y que la transacción, que siempre ha sido muy común, tenía como
objetivo el asegurarse que en el repartimiento a herederos que en su día
llegaría, nadie podría oponerse a la ocupación, ya que para entonces ya existía
un título de propiedad.
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